martes, junio 20, 2006

Jutsu

Jutsu (Shù en mandarin)...se suele traducir como "tecnica" o "arte". Para mi tiene un sentido mas profundo. El kanji representa al que encuentra su sendero tras vagar por los campos. Y he ahi lo que no se suele pensar cuando se habla de "ju jutsu" "wu shù" o cosas asi.
Se piensa en "justu" como el conjunto de tecnicas, por ejemplo, en las artes marciales. Pero se olvida que el sentido de las artes marciales es el del sendero que es hallado por el viajero perdido entre los prados.
Muchas personas vagan por los campos y ni siquiera lo saben. Creen que son unas veces felices y otras infelices. Creen que lograr cosas es el objetivo en la vida, buscan la felicidad en la posesion de cosas y en el prestigio ante otros y culpan a los otros o a su "mala suerte" de sus males.
El que encuentra un camino lo sigue y el que ha encontrado el "jutsu" ya no puede pensar igual que el resto. Se puede ser muy feliz siendo como he explicado antes, pero una vez que has visto un sendero ya no puedes seguir la tendencia de la mayoria. Lo interesante es que es facil perderse de nuevo y volver a vagar por los campos sin orientacion. La unica forma de poder salir del sendero sin perderse es trascenderlo, en cuyo caso ya no es necesario el "jutsu". Pero muy pocos logran una cosa asi.
Pero es bueno abandonar el sendero y perderse de nuevo, volver a buscarlo, reencontrarlo...o quiza encontrar otro. Hay que desconfiar del que siempre ha seguido el sendero con constancia...suena paradogico ¿verdad? ¿Como vamos a desconfiar de quien ha seguido el "jutsu", de quien ha pulido su practica con diligencia durante años sin desviarse?. La explicacion es simple: es perdiendose en los campos lejos del sendero, es cayendo en el error y cambiando de rumbo, como se encuentra la verdadera sabiduria. Solo alcanzan conocimiento y solo pueden trascender el sendero los que se han equivocado, los que se han perdido y los que lo reencontraron. No es la constancia lo que nos conduce al conocimiento, sino el error. El error,... tan denostado por la sociedad occidental. Huimos del error porque pensamos que genera rechazo en los otros, que nos retrasa en nuestros planes...Yo, en cambio, prefiero tratar con la persona que erró y lo supo, la persona que cambió de rumbo y la que volvió al sendero.
Prefiero la persona en cuya carrera (profesional, por ejemplo) ha cambiado, ha perdido y ha errado por que buscaba algo. Desconfio del constante, del fanatico del "jutsu", del intachable...porque esos o no saben lo que buscan o tan solo se mueven por sus deseos y codicia: deseo de reconocimiento, fama, posesion de algo... Solo el deseo impulsa la constancia del que nunca abandona el sendero. El buscador que quiere ver mas alla cae en el error innumerables veces y solo usa la perseverancia para levantarse de nuevo.
Conviene pensar en la verdadera enseñanza de "jutsu".

lunes, junio 05, 2006

La mota en el ojo ajeno

Dice Yoshida Kenko:

"Un monje estaba meditando en el templo Hokke, en el mausoleo del Emperador Takakura. Un dia tomo un espejo en las manos y se miró detenidamente en él. Recibió un disgusto tan grande y se desplomo tanto al ver lo feo que era, que no solo le cogio miedo al espejo, sino que no queria ver ni tratar con nadie. Si salia de su celda era solo para recitar las oraciones del templo"

Todos nos limitamos a mirar a los demas sin preocuparnos de averiguar nada acerca de nosotros mismos. Conviene pensar en esta historia, porque muchos ignoran cómo son realmente y no se dan por aludidos cuando otros los censuran, enfadandose y afianzandose en su error con el convencimiento de tener la razon, llegando incluso a la confrontacion.
Otros, aunque sospechen como son, les ocurre como al monje del espejo: que no volvió a sostener uno entre sus manos. Asi pasa con las criticas..huimos de ellas como el monje de un espejo. Pero al fin y al cabo lo que dicen de nosotros, aun distorsionado como la imagen de los espejos de feria, se basa en lo que somos. Un espejo solo refleja lo que tiene delante. Nuestro egoismo llega hasta el extremo de ocultarnos nuestros defectos a nosotros mismos y de odiar y temer todo espejo que los refleje.